Sobre la revista

Revista Venezolana de Ingeniería Química (RVIQ) La Revista Venezolana de Ingeniería Química es una publicación científica de acceso abierto orientada a difundir investigaciones, desarrollos tecnológicos, ensayos y notas técnicas en el amplio espectro de la ingeniería química. Su misión es promover el intercambio de conocimientos y experiencias entre académicos, profesionales e investigadores, tanto nacionales como internacionales, fortaleciendo así la visibilidad de la producción científica de la región.

La RVIQ tiene una vocación integradora y multidisciplinaria, acogiendo contribuciones en áreas como petroquímica, fertilizantes, producción de químicos base, farmacéutica, solventes, bioprocesos, medio ambiente, energía, entre otros temas emergentes e interrelacionados con la ingeniería química contemporánea.

La revista acepta manuscritos originales en español e inglés, bajo formatos flexibles que incluyen artículos científicos, revisiones, ensayos críticos y notas técnicas, con el objetivo de fomentar una comunicación académica ágil, rigurosa y diversa.

 

En memoria del PhD. Sócrates A. Acevedo HernándezPhD. Sócrates A. Acevedo Hernández

Por: PhD. Aniello Rizzo · PhD. Henry Labrador · PhD. Juan Carlos Pereira Coordinación de la Línea de Investigación Asfaltenos e Hidrocarburos Departamento de Ingeniería Química — UNEXPO Laboratorio de Hidrocarburos y Derivados — Facultad de Ciencia y Tecnología (FACYT), Universidad de Carabobo.

El 25 de octubre de 2023 quedó inscrito en la memoria académica del país como un día de súbita claridad: la luz que deja un maestro cuando se apaga su presencia y permanece su obra. La ausencia del PhD. Sócrates A. Acevedo Hernández no fue solamente una pérdida personal para quienes lo conocieron; fue también un acontecimiento intelectual, un hito silencioso que reorganiza prioridades, reafirma métodos y obliga a mirar con mayor hondura aquello que investigamos.

En el territorio arduo de los asfaltenos —donde la materia parece hablar en susurros y contradicciones— el Dr. Acevedo ejerció el arte mayor de la ciencia: escuchar antes de imponer conclusiones, preguntar con precisión, someter cada hallazgo al crisol del rigor y la duda fértil. Su trabajo, hecho de paciencia y lucidez, mostró que la complejidad no es un obstáculo sino una forma de verdad; y que el laboratorio, lejos de ser un recinto clausurado, es una frontera viva entre el conocimiento y la necesidad industrial.

Quienes fueron sus estudiantes y colegas recuerdan no una retórica de autoridad, sino una ética de la exigencia. El Dr. Acevedo enseñó que toda hipótesis debe ganarse el derecho a permanecer; que una curva bien interpretada vale más que un gráfico vistoso; que la elegancia intelectual consiste en decir lo necesario con el mínimo de adornos y el máximo de coherencia. En su magisterio, la precisión fue una forma de respeto: a la materia, a la comunidad y al tiempo de los otros.

Su legado no se mide únicamente en artículos, proyectos o conferencias, sino en una gramática de trabajo que nos sobrevive: la confluencia disciplinada entre teoría y práctica; la responsabilidad con el dato; la humildad ante lo que aún no comprendemos. La vida científica del Dr. Acevedo fue, en ese sentido, una forma de servicio: poner en el centro el problema real y dejar que la inteligencia —bien entrenada, bien dispuesta— encuentre su camino.

Hoy, casi un año después, la Línea de investigación de Asfaltenos e Hidrocarburos del Departamento de Ingeniería Química de la UNEXPO, bajo la coordinación del PhD. Aniello Rizzo, asume la memoria de Sócrates A. Acevedo como compromiso y horizonte. No lo homenajeamos con palabras que se consumen en sí mismas, sino con decisiones: continuar indagando donde otros se detienen; formar con severidad justa; tender puentes entre el aula, el laboratorio y la industria; insistir en la utilidad que no abdica de la excelencia.

En un país que conoce de pruebas y perseverancias, su ejemplo nos recuerda que la ciencia es también una forma de esperanza concreta. Cada protocolo afinado, cada modelo mejorado, cada estudiante que aprende a leer lo que la materia dice sin voz, prolonga la presencia del Dr. Acevedo en el sitio donde realmente importa: el trabajo bien hecho. Allí donde una duda se formula con claridad, donde un resultado se valida con honestidad, allí está, intacto, el gesto del maestro.

Que este editorial sea, entonces, menos un epitafio que una consigna de continuidad. Honrar la vida y la obra del PhD. Sócrates A. Acevedo Hernández es seguir su disciplina de pensamiento, su modestia ante lo real y su fe en el conocimiento que transforma. Que así nos encuentre el futuro: a la altura de su legado.